El último crack de barrio.
Un dato relevante de la carrera futbolística de Paolo Rossi, es el de que recién después del Mundial de España 82 -la consagración total- fue requerido para jugar en un club grande, la Juventus de Turín. Probablemente si no metía ese primer gol contra Brasil que -según sus propias palabras- "le abrió las puertas del Paraíso", Italia no ganaba aquel mundial, y Pablito en dos o tres años -a lo sumo- hubiera reasumido el rol que mejor le quedaba: un goleador por diversión en algún equipo local de Toscana. Había aparecido como un fantasma en el plantel de la Nazionale en las mismas vísperas del mundial de Argentina 78. Quiero estar seguro de que habrá sido muy resistido entonces por sus propios compañeros. Pero venía en racha en esos meses, 20 goles con un equipo menor de la Serie A para el descenso que sin embargo aquel año fue el sorpresivo subcampeón; pero parecía un debilucho que cuando chocaba rebotaba comicamente como si tropezase, y ahí se notaba su hil...